miércoles, 9 de enero de 2013

Los jardines de los Campos Elíseos de Barcelona, Historia del Paseo de Gracia




El jardín de los Campos Elíseos de Barcelona se inauguraron el 12 de Abril del 1853, unos preciosos jardines que se situaban entre las actuales calles Aragó, Roselló y Roger de Llúria. Inspirados en enlos Elíseos franceses, los Campos Elíseos eran la apuesta de jardinería urbana más notable de la história contemporánea de Barcelona.





En estos jardines al ser una iniciativa privada, se cobraba una entrada para su acceso. En 1863,  el músico Josep Amselm Clavé arrendó su explotación y en 1887, el famoso banquero Evarist Arnús.


La fama de estos jardines traspasó los límites de la ciudad de Barcelona: en 1864, Madrid daba luz a luz un proyecto de concepción similar y con el mismo nombre, poco después Bilbao también copió la idea Barcelonesa.


En 1853, el paseo de gracia, allá por donde paseaba la burguesía barcelonesa, fue iluminado con farolas de gas. La iluminación fue mejorada con una treintena de farolas el 1888 (año de la primera exposición universal de Barcelona) y renovada con 590 farolas en 1905. Años después se destinó la parte central del paseo de gracia a la circulación de peatones, siguiendo así el modelo que ya planteaba la rambla. Por las calzadas laterales circulaban desde 1871 tranvías de caballos.

El crecimiento urbanístico era imparable en las últimas décadas del S. XIX, era un escenario para los futuros arquitectos modernistas.Enric Sagnier, Josep Vilaseca,Antoni Rovira i Rabassa, Josep Puig i Cadafalch, Lluís Domenech i Muntaner y Antoni Gaudí i Cornet...

La Barcelona del cambio de siglo había recibido el impulso de la Exposición Universal celebrada el año 1888, modernizándola y dándole una nueva imagen. La ciudad histórica encerrada dentro de las murallas de origen medieval, impidiendo su crecimiento y propiciando que a su alrrededor nacieran dispersos en el llano una serie de núcleos de población: San Martí de Provençal, Sant Andreu del Palomar, Gràcia, Sant Gervasi, Sants...

En 1854 nació la idea del derribo de las murallas y al mismo tiempo se convocó un concurso para diseñar y distribuir como sería el crecimiento de la ciudad hacia las poblaciones más cercanas. La unión del centro histórico con el resto de poblaciones quedo concretado en el proyecto del Eixample, o también conocido como el pla Cerdà del año 1859, que consistía en la urbanización del plano de Barcelona con una trama de calles paralelas y perpendiculares las unas a las otras delimitaban manzanas de casas. Hoy en día este sistema urbanístico se estudía en gran parte de las escuelas de arquitectura del mundo y es ejemplo a seguir por ser pionero y su buen diseño.


Esta planificación fue obra de Ildefons Cerdà, urbanista profundamente preocupado por las dificultades del obrero y por las condiciones sanitarias y de salubridad extremadamente insuficientes de Barcelona.

En su distribución inicial proyectaba manzanas con espacios abiertos ocupados por jardines interiores que permitían la entrada del sur en las edificaciones del lado norte de la manzana. Este diseño fué corrompido rápidamente por la burguesía, quienes la modificaron de la mano de urbanistas, arquitectos y empresarios repetidas veces.

El Passeig de Gràcia se inauguró en el 1827 con la concepción como vía de comunicación entre la ciudad y la población de Gràcia. Ya existía un antiguo camino que seguía el trazado de un torrente de agua el cuál dejaba fuentes, jardines, los Campos Elíseos y diferentes zonas de paseo.


Con la aparición del Eixample se convirtió en la vía principal de la nueva ciudad dotándola de iluminación , pavimento y circulación de los principales transportes públicos y privados. Así fue como el Paseo de gracia fue le lugar de los mejores cines, teatros y grandes almacenes.


Para su ornamentación el Passeig de Gràcia fue dotado de unas farolas y bancos diseño modernista del arquitecto Pere Falqués.

Es en esta avenida donde los burgueses decidieron construir sus residencias en una carrera de transgresión respecto de los modelos más historicistas y académicos y de exhibición de su riqueza encargando los proyectos a los mejores arquitectos del momento. Buena muestra de ello nos la proporciona la llamada " Manzana de la Discordia" ; entre las calles Consell de Cent y Aragó. Su nombre lo debemos que en ella se encuentran tres obras de especial relevancia de los arquitectos más emblemáticos del momento: Lluís Domènech i Montaner con la casa Lleó Morera, Josep Puig i Cadafalch con la casa Amatller y Antoni Gaudí i Cornet con las casas Batlló y Milà.

En 1853, las murallas que rodeaban Barcelona (lo que es ahora el distrito de Ciutat Vella) estaban medio derruidas y cada vez más la ciudad miraba hacia las afueras. Ya había todo un barrio extramuros, el de la Barceloneta, y el camino que unía la ciudad con la vila de Gràcia, todavía independiente, se había convertido en un importante espacio de ocio donde quienes podían disfrutar de su tiempo libre se paseaban en coche de caballos. En este marco nacieron los jardines de los Camps Elisis y el Teatro Tívoli (que entonces se encontraba en el mismo paseo de Gràcia por donde hoy cruza la calle de Aragó), y era de los pocos complejos urbanísticos construidos fuera de las murallas. El jardín de los Campos Elíseos de Barcelona fué de los primeros parques en los que se construyó una montaña rusa, que debió de causar una admiración considerable, y que, además, también comprendía un teatro, glorietas, placitas, zonas de baile, una vaquería, cafés y una fonda, entre otros elementos.


Los habitantes de Barcelona pudieron disfrutar del jardín Campos Elíseos durante veinte años, en los que la competencia creciente en ocio de la ciudad se fue intensificando cada vez más y la construcción de L’Eixample de Ildefons Cerdà fue revalorizando los terrenos por donde hoy circulan algunas de las calles más cotizadas del distrito y de la ciudad. Ya en 1873 todos los servicios habían cerrado, y solo quedó abierto el teatro para unas últimas representaciones que acabarían tres años más tarde. De todo aquello, de aquel ancestro de los centros comerciales de hoy en día no queda nada ya y en los terrenos donde se encontraba, ahora se alzan edificios tan singulares como la Pedrera de Gaudí.




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